miércoles, 3 de diciembre de 2008

Cuando la moral daba alergia

Presentó este análisis al intervenir en Roma, el 28 de noviembre, durante el congreso celebrado para conmemorar los 30 años de la fundación de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino, (S.I.T.A.).
En el marco de la Pontificia Universidad Santo Tomás "Angelicum", el secretario de la Congregación para la Educación Católica contó que "después del mayo del 68, la teología moral, al menos en Francia, cayó en un profundo abandono".
"Durante dos años los seminaristas de Toulouse no recibieron ninguna enseñanza en esta materia, considerada ingrata y aburrida por no encontrar alguien dispuesto a enseñarla".
A monseñor Bruguès, siendo un joven sacerdote doctorado en moral, le tocó retomar los cursos de esta cátedra, que había estado descuidada desde hacía tiempo.
El secretario del dicasterio papal contó que su asistente espiritual, el padre Michel Labourdette, trató de alentarle con estas palabras: "Usted se ocupa de una materia hoy despreciada, pero tenga paciencia: llegará el día en que será envidiada por otros".

En efecto, al inicio de los años ochenta muchas cuestiones referentes a la ecología y al desarrollo de las técnicas médicas comenzaron a ser el centro de atención de la bioética.
"De este modo --precisó monseñor Bruguès-- de un día para otro comenzaron a ser requeridos por todas partes 'eticistas' --neologismo bárbaro acuñado para no decir 'moralista', pues la palabra 'moral' todavía daba todavía miedo".

"Mi profesor lo había comprendido bien --constató el religioso dominico--. La teología moral se estaba convirtiendo en la materia más apreciada, la única rama de la teología que era verdaderamente tenida en cuenta en una sociedad secularizada".